jueves, 19 de enero de 2012

Tiempo de la presencia de Dios Manifestado

Aun cuando la vida no sea placentera, podemos disfrutar de la presencia de Dios, pero antes, debemos aceptar su presencia como un hecho absoluto.

Tú, Dios, que eres rico en misericordia, por el gran amor que me tienes, me diste vida con Cristo, aun cuando estaba muero en pecados. ¡Por la gracia he sido salvo!
En unión con Cristo Jesús, me resucitaste y me hiciste sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de tu gracia, que por tu bondad derramaste sobre mí en Cristo Jesús (Ef. 2:4-7).
Grande es tu amor por mí, oh señor. Tu fidelidad es eterna (Sal. 117-2). Cuando mi corazón quiera condenarme, aquiétalo en tu presencia, ya que tu, Señor, eres más grande que mi corazón y lo sabes todo. (1 Jn. 3:19-20).

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